Monday, July 18, 2005

Manzanillo-Colima hará 5 años

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Nueve salchichas clavadas en palos se hacían a un lado de la fogata encendida a orillas del mar, mientras 9 pares de ojos miraban las llamas bailarinas detras de ellas, como hipnotizados, tras escuchar la serie de historas de fantasmas que se habían contado esa noche. Estos son siempre momentos propicios para esas historias, y los hoteles viejos, como no, tienen cantidad de fantasmas, los suyos propios, no es necesario tirar de fantasmas prestados.

Rosa pinchó una nube en otro palo y la acercó al fuego; enseguida se rodeo de flamas y comenzó a burbujear y ponerse negro. Lo sacó, le sopló y con cuidado se lo lelvo a la boca
-se hacen más rápido y me gustan más.
-Yo diría que ya están- dijo Roberto y quitó su salchicha con cuidado de no quemarse, porque estaba muy cerca de las llamas.

Cada una cogió la suya; las mas alejadas del fuago primero. Quedaron dos. El coreógrafo hizo malabares para hacerse con la suya sin quemarse y el siempre hábil e ingenioso Pedro, quiso demostrar lo inteligente y rápido que podía ser, clavando dos dedos en la arena debajo de la salchicha y empujando rapidamente hacia arriba para pillarla en el aire. Desde luego no lo alcanzó a hacer. y es que solo a personas como él se les puede ocurrir meter losd edos en la arena que hay alrededor de una fogata que lleva mas de 3 horas encendida.

Fué el promero que se retiró, con un hielo en la mano y acompañado de Claudia. No era su novia, eso no estaba permitido entre los miembros del equipo (esas normas Victorianas que no se omo suelen sobrevivir a los años) pero todos sospechabamos que estaban juntos.

Laura no llegaba pero como era la mas rarilla y siempre hacía cosas como esas sabíamos que llegaría tarde o temprano, o al otro día diria enfurruñada que nadie se preocupo por ella cuando no apareció... Rara, muy rara, ya les digo.

El coreógrafo se levantó, se sacudió la arena y dió unas palmadas a Jorge en la espalda. Jorge era nuestro jefe.
-Me voy. No piensen que se suspenderá el ensayo de mañana. A las 6 de la mañana en el teatro y pobre del que llegue tarde o se presente con cara de almohada.

Jorge se levantó tras el y al mismo tiempo Cynthia. A pesar del reglamento ellos dos compartían habitación abiertamente y todos lo sabían. Privilegios de ser el jefe de equipo.
-Nos vamos también. Buenas noches.

Se fueron los tres y a los pocos pasos se dejaron de ver sus siluetas. La luz era poca. Una noche oscura apenas iluminada por una miriada de estrellas lejanas. Lo único que se percibía con claridad era lo que rodeaba la hoguera y la fosforescencia de las olas que llegaban a la orilla y las que rompían en esas rocas que quedaban un poco mas alla.

-Quedan cervezas?
-algunas pero ya no están frias
-Yo tengo en el refri-dijo Carlos
-Te acompaño, vamos por ellas y dejamos estas.
-No es necesario, ya voy yo y de paso veo que sucede con Laura, por que no llega, que si no mañana no querrá ni hablarme -aunque habían cortado hacía un par de meses ella parecía pensar que Carlos era de su propiedad y seguía teniendo comportamientos de novia celosa.
-No tardes

Se dio la vuelta y miemtras caminaba veiamos como se quitaba la camiseta blanca y en la oscuridad lo unico que se distinguia ahora eran sus pantalones blancos y la camiseta cogida al pantalon agitada por la brisa. Seguimos hablando y asando nubes y salchichas intermitentemente. Las historias de un rato antes aun nos tenían sugestionadas y habíamos bebido bastante a lo largo de la noche.

Carlos tardaba y se hacia cada vez mas tarde asi que decidimos apagar el fuego, levantamos todo, nos repartimos la carga que habia que transportar de regreso al hotel, buscamos la linterna a la que le quedaba poca batería por la poca intensidad de la luz y apagamos el fuego. Nos fuimos caminando muy juntas y arrastrando los pies hacia las escaleras de salida de la playa cuando vimos un movimiento al lado de las rocas. Bueno, fue Rosa la que lo vio primero. Estaa un poco lejos y no nos decidíamos si era Carlos o Laura. Parecía un vestido blanco que se agitaba con el viento, pero ninguna recordabamos que Laura tuviera un vestido blanco y Carlos iba de pantalón blanco. Sea como fuere no nos detuvimos mucho tiempo a averiguar. Iba paseando lentamente por la orilla asi que si no iban los dos, sería alguno de ellos que habia discutido con el otro.

Cuando ibamos caminando por el hotel entre los jardines del fondo hacia nuestros pisos vimos a carlos y a Laura hablando en una banca. Carlos llevaba dos six de cervezas. Quién era la figura de la playa si nunca hay nadie a esa hora ahi? si en el hotel les recomendaban que no bajaran a la playa una vez oscurecía porque el mar subia mucho y no habia personal de seguridad en esa zona?

Nos hizo pensar en una de las historias que se había contado durante la noche y haciendo suposiciones nos salió el sol. No dormimos ninguno y el siguiente día fue largo, peor pasamos una velada agradable. Esa época a pesar de lo que me quejé de ella en su momento, tuvo su encanto... si, si que lo tuvo.

Cuales eran las historias que se contaron?

Ah... tal vez otro día.

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algunos de los compañeros que estuvimos esa noche en la playa.

3 comments:

Ramón Masca said...

Muy buena historia, me ha encantado. Uno de los mejores cuentos de fantasmas que he leido en una temporada...

Fran Ontanaya said...

Las historias que se recuerdan tienen un encanto extraño… incluso cuando son de épocas grises. Siempre están al borde entre la realidad y lo fantástico.

Karina Llergo said...

Javier, me alegra que te haya gustado. No son ficciones, pero intento revivir un poco el ambiente que envolvía la situación.

Fran. Si, recordar historias es como adentrarse en sueños o en vidas ajenas. Es raro :D