Wednesday, July 27, 2005

Me deja su coche, por favor?

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Casi daban las 10 de la noche, ya tendríamos que haber llegado al Arrabalero. A esa hora comenzaba la clase de tango y nos gustaba llegar un poco antes y calentar, bailar un poco, enterarnos de los sucesos de la semana (léase chismes) del grupito compacto qué eramos.

Pero no habíamos llegado. De hecho estabamos aún lejos. Un viernes por la noche en la ciudad de Mexico, el cruce de División del Norte y Churubusco, puede estar muy, muy lejos de la Zona Rosa. Y esa noche estuvimos cerca de estar verdaderamente lejos...

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Poco antes de llegar al puente, unos 5 tipos, no se con exactitud -ni ella ni yo tuvimos mucho tiempo de reparar en detalles como ese- se pararon en medio de la calleuno al lado del otro impidiendonos el paso. Vestidos de negro, con pasamontañas y armados (muy armados) no se de armas pero si pude ver que eran grandes, solo para eso tenía ojos de hecho.

Nos apuntaban. Tal vez querían solo el coche... tal vez, eso no queríamos averiguarlo. Nos miramos y negamos al mismo tiempo con la cabeza, sin decir palabra y todo en menos de un segundo. Las dos nos agachamos todo lo que pudimos y ella piso el acelerador sin ver hacia donde conducía. Segundos mas tarde sacamos las cabezas y bajó la velocidad.

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Escapamos... pocas ganas quedaban de bailar, las piernas nos temblaban, epro aun asi bailamos toda la noche. Y de poco sirvió mirar al otro dia las noticias todo el día. No dijeron nada sobra algun incidente en esa zona...

Cosas de las grandes ciudades

10 comments:

Ramón Masca said...

¡Jo...tsk...er!

Conozco a un chaval que también vivió varios años allí, y creo que voy a tener que empezar a pensar que las historias que cuenta son ciertas... algunas, por lo menos

Hugo C. said...

Pues a mi me pasa eso y me cago por la pata abajo!

Ferran Moreno said...

Qué miedo, Nim! Un chico argentino me contó algo parecido que le sucedió saliendo de Buenos Aires. Por suerte lo podéis contar!

Ferran

Karina Llergo said...

Pues si, dio miedo. Aunque en realidad he tenido suerte. Lo he visto pasar cerca pero nunca me sucedió nada a mi.

m said...

bufff

qué valor el de tu amiga, esa es la mentalidad: lo que importa no es hacia dónde, sino huyendo de qué...

si es que no se puede ir tranquil@ por ninguna parte (aunque en Madrid no va la gente con Armas Muy Grandes

y es que estas cosas me suenan tan Ankh-Morporkianas...

m said...

a Castellón, un finde, a ver a Ragnar

y a las poppies del fib :D

Errantus said...

Horror de horrores, por Churrosbusco esuina con Iztaplapa. No me extraña que les salieran unos pelaos así. De esas aventuras no puedo presumir, pero ni ganas.

èLe said...

Mi niña, hay que ver las cosas que te pasan... Desde luego, capacidad para superar situaciones así se ve que la tienes (o suerte, o habilidad, inteligencia, sangre fría...)

Pues te escogo, entre las tres cosas que me llevaría a una isla desierta.

Un beso ;)

Karina Llergo said...

Bueno. Eso fue un caso extremo, la erdad. No es de lo que le sucede a la gente todos los días.
Lo que si sucede son los robos en las micros... ahhh el transporte público, qué seguro es...

Aunque a mi solo me asaltaron una vez, y la verdad es que es digno de contarse.

"la vie..." no te creas, normalente soy tranquilita, pero supongo que soy de las que reaccionan solamente en situaciones de demasiada tensión. Además si mi amiga no hubiera tenido el valor de metrer la cabeza y acelerar igual y no lo estaría contando.

Anonymous said...

Orale...
y años después yo me voy enterando...
porqué nunca me lo contaste?

Vaya pues que bueno que por lo menos puedes contarlo.