Thursday, September 01, 2005

Una Isla

Tenía miedo de pronunciar palabra, pero hacía días que la figura andrajosa de la voz profunda había callado y no había dicho nada más. No sabía siquiera si de mi garganta saldría algún sonido; tanto hacía desde que había utilizado mi voz.

Pero antes de que me decidiera a hablar, el bulto alzó la cabeza y desde la oscuridad, apenas alumbrada por una lámpara de aceite, un par de aros ambarinos me escudriñaron con desdén. La poca luz producía un efecto curioso en sus ojos, dilatando las pupilas de una manera imposible hasta casi hacer desaparecer los iris.

Casi se me sale el corazón cuando pronuncío unas palabras sacándome de un estado casi hipnótico (sus ojos me prodújeron ese efecto). No entendí bien lo que dijo, esta vez su voz era rasposa, dos lijas fgrotandose una con otra.

-Mi nombre es Adhora -repitió- aún no tienes motivos para temerme.
Por qué has saltado?

No me dió tiempo de responder. Se acercó a la luz con la cabeza agachada, Metió la mano e el bolsillo de la chaqueta y comenzó a hablar.

- Una Isla. Era una isla pero ya no existe. Destruida por la naturaleza como pago por los crímenes cometidos, como pago por el orgullo y la ceguera. Aun duele la destrucción. No tenía nada y aún así lloré la pérdida. Algún día terminaría contándolo... por qué no hoy?
Dime: quieres escuchar la historia?

- Claro

2 comments:

Anonymous said...

y a mi que me suena ese efecto pupilar...
Lo que más curioso me resulta es esa forma de presentación "aun no tienes motivos para temerme"; ese aun implica que ya los tendrás, parece una araña que tiene a su presa en la tela de araña y pasa el tiempo contando historias hasta que llegue el día en que tenga hambre y eche mano de la despensa.

Karina Llergo said...

no es presentacion ^^
en realidad es el 3er relato de Adhora.
Pero si, poco a poco se teme a segun que personas. No siempre se teme mas a lo desconocido