Hay momentos en los que siento que todas (todas) las ventanas se cierran, y no hay salida posible; que los senderos se desdibujan y no hay caminos practicables hacia las metas que persigo. Que voy subiendo, escalando una colina que parece pequeña, con un gran peso en la espalda, pero soportable y nada parece realmente tan malo, pero cada que creo que voy a llegar me doy cuenta de que estoy abajo y aun falta empezar. Si, me siento como Sísifo subiendo una y otra vez la piedra a la montaña... solo espero que haya alguna esperanza en mi montaña. Es que si no, me niego a seguir andando.
No me considero optimista, aunque siempre envío al pesimismo al rincón cuando viene y pretende jugar con mi cabello e instalarse sobre mis hombros; pero hoy me cuesta seguir caminando con tanto peso en la mochila. Necesitaría quitarmela de los hombros un rato aunque eso implicara dejar de avanzar por unos minutos. O mejor aún, no me vendría mal una buena compañía, aunque no me ayudara a llevar mi equipaje, el camino se haría mas ligero, mas corto o al menos mas ameno.
Me acompañas?
3 comments:
vamos
pero, eh, dejemos ese pedrusco ahí,
no nos hace falta para disfrutar de la vista...
Te acompaño donde quieras... lo sabes, ¿no?
Emmm... yo me apunto...
Sonando:
Barón Rojo - Los rockeros van al infierno
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